viernes, 22 de febrero de 2013
Jardin Tribilin
Hace unas semanas nos conmovimos
con la noticia del maltrato del que eran objeto
los niños que concurrían a un jardín maternal de San Isidro; los medios
por su parte se encargaron de que no quedaran dudas sobre lo que allí sucedía repitiendo
una y otra vez los audios con el llanto de los niños como telón de fondo….
En una columna de opinión la ex Ministra de
Educación de la Prov. De Bs As Silvina Gvirtz, por quien guardo respeto por su
posición ética que la llevó a renunciar a su cargo, remarcó entre otras cosas la
necesidad de que se intensificaran los controles sobre las habilitaciones de
los establecimientos educativos y sobre la necesidad del fortalecimiento de la
formación docente. Por supuesto que coincido en estos aspectos pero considero
que lo sucedido en el jardín no puede agotarse en ello. De hecho si se tratara de las
condiciones edilicias, un amplio
porcentaje de las escuelas públicas de la provincia no pasarían la prueba. Por
otra parte si bien la formación pedagógica es una condición necesaria, no es
suficiente ya que no todo es “enseñable” como por ejemplo la calidad humana que
evidentemente brillaba por su ausencia entre el personal que estaba a cargo de
los niños.
Por otra parte los medios también
sirvieron de escenario para que distintos profesionales explicaran las secuelas
que este tipo de hechos podía dejar en los niños y por supuesto no perdieron la
oportunidad de remarcar la necesidad
de que los niños tengan tratamiento psicológico. La justicia misma ordenó que
se les realizaran a los niños pericias psicológicas. Me pregunto: ¿Con qué fin?
¿Qué se pretende evaluar? No se necesitan demasiadas luces para percibir que
una experiencia como la que vivieron estos niños no será sin consecuencias, de
lo que no puede decirse nada es de cuales serán para cada uno en particular;
para ello deberemos esperar a que los
niños digan, aún cuando no hablen. Los padres, las familias serán las
encargadas de precisar de qué se trata en cada caso y si es oportuno o no
realizar alguna consulta a pesar de que el discurso “psi” imperante pretenda
convencernos de que sin su
intervención no existe saber alguno. Esa
misma ciencia que apuntando al universal, al para todos lo mismo a través de
mediciones, tests, interrogatorios preestablecidos no hace más que estigmatizar
produciendo efectos de segregación. Quienes hayan visto el documental La infancia bajo control sabrán de que
hablo; quienes no, los invito a hacerlo.
Karina Perez
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