martes, 29 de julio de 2014
Reseña de la 2º clase Seminario Clínico 2014
Ines Szpuntz, docente a cargo de la clase, desarrolla
el segundo apartado del Seminario de la Angustia: “Revisión del Estatuto del
Objeto”.
Plantea
que es un seminario en el que Lacan transforma el estatuto de la Angustia en
Psicoanálisis.
Pasa
del padre como función a servirse de él.
Permite
pasar del mito a la mitología.
Con
el objeto a ya no hay padre que prohibe.
El
aporte original de Lacan al concepto de objeto en psicoanálisis, es el objeto “a”
como real. Él mismo lo definió como su invención. Toma como punto de partida el
objeto perdido freudiano, objeto de deseo.
Este
objeto perdido y nunca hallado. Objeto por el cual Freud piensa que el sujeto
puede aprehender la realidad.
Para
Lacan el objeto a resiste a toda representación, ni el significante, ni la
imagen puede asir al objeto a.
Lacan
dirá que el objeto “a” es cuerpo, tripa.
El
objeto “a”, es solidario de: la causa del deseo y del plus de gozar.
El
concepto de objeto “a” como real, está fundada en lo que para Freud fue la
experiencia de realización del deseo. Es un objeto imposible e imposible de
volver a encontrar, de ahí la definición lacaniana como imposible lógico.
Como
señala Lacan en el Seminario 10 de “La Angustia“, el objeto “a” real, es un objeto como real que no circula,
del que nadie se puede apropiar, pero sin embargo, es una parte del cuerpo, que
llamará “punto de goce”, lugar donde el cuerpo atrapa el goce.
No
hay identificación significante con este objeto, porque el significante no
puede atraparlo, el “a” como real, resiste al significante.
El
objeto “a”, es un efecto de la articulación significante, en cada hiancia,
entre los significantes, se aloja el objeto “a”. es aquello que estando en
relación al significante, no llega a estar incluido en la cadena sino que cae
como producto de esa operación.
Lo
simbólico lo produce pero no lo puede absorber, se le escapa, por eso no está
solo fuera del cuerpo, sino que es un sin-sentido.
Lacan
lo califica, también de producto. Entonces, el objeto “a” es una producción, y
a la vez, es una invención lacaniana.
El
objeto “a”, causa de deseo, no del sujeto, sino del deseo del Otro. El “a” en
función de causa del deseo es solidario del “valor de verdad”, y por otro lado
en su función de plus de gozar es solidario del “valor de goce”.
Para
el psicoanálisis, no hay verdad universal ni fija, es contingente y singular.
Para
Lacan hay a-sexualidad.
El
objeto es lo que va a suplir, es un suplemento de la diferencia sexual, o sea
los sujetos no serán ni homo ni hetero, se diferenciaran por la a-sexualidad
que será parcial (ni femenina, ni masculina).
Las
dos formas, el valor de la verdad y el del goce, van a estar en relación con la
implicación de cada sujeto, uno por uno. El valor de verdad está relacionado al
deseo, de ser causa del deseo del otro, de su historia.
En
tanto que el objeto como plus de gozar, nos lleva a otra dimensión del valor,
como articulada al goce.
La
estructura de la producción del objeto “a”, se puede formular en una serie,
como falta, como pérdida, y como causa de deseo plus de gozar, no como
temporalidad cronológica, sino lógica.
Lacan
planteará como original de su pensamiento: que la pérdida es un momento
constitutivo del deseo como deseo del Otro.
Como
el sujeto pierde al Otro, y el Otro al sujeto.
Los
objetos causa no son intercambiables,, son inconmensurables, no tiene medida
con otros objetos.
Se
puede concluir, que Lacan piensa al objeto “a” en relación a un vacío, un vacío
estructurante en tanto comporta una doble cara un más y un menos del objeto.
En
el seminario 10 de “La Angustia”, recurre a la topología, siempre orientada por
la lógica, y presenta el objeto “a”, a partir del cuerpo siendo los objetos
diferentes extracciones corporales.
La
topología de Lacan está orientada por la lógica que tiene como axioma: para que
algo exista hace falta un agujero.
Entonces
el objeto “a“, sería el agujero que conlleva la inconsistencia del Otro. Hay
que situar el agujero del lado de lo real, y la falta del lado de lo simbólico.
Claudia Passalacqua
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