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martes, 21 de mayo de 2013

Un balizamiento del camino


Luego de una gran jornada de apertura del seminario 2013, festejando los 10 años en esta ciudad, y tras reanudar los encuentros de los viernes al mediodía, la delegación Pilar del Instituto Oscar Masotta recibió la visita de Celeste Viñal.
Celeste Viñal, miembro de la EOL y de la AMP, nos transmitió en una clase su recorrido particular de los cuatros primeros capítulos del Seminario 11 de Jacques Lacan.

Revalorización de la palabra
A esta altura del seminario Lacan produce una revalorización de la palabra. Lacan se apropia del inconsciente freudiano y como lector de Freud cree entender que es en la palabra que podemos realmente encontrar el inconsciente.
 A veces cuando escuchamos un caso parecería que estamos hablando de la vida de un paciente, pero no, de lo que estamos hablando es de un texto, somos lectores de ese texto. Hacer del dicho un acto,  un hecho o  una vida  sería tratar de encontrar un garante de ese discurso. Buscar una garantía mas allá de las palabras no tiene  sentido,  no hay mas allá del discurso, es lo que tenemos y sobre lo que vamos a  trabajar.

La función descriptiva y la función metafórica de la palabra:
La palabra en su función descriptiva es la palabra ligada al diccionario, significa tal cosa y eso es para todos igual. No nos va a ayudar a crear las condiciones de posibilidad para que el inconsciente se manifieste.
 La función metafórica o poética de la palabra nos va a permitir otro tipo de lectura, nos va a permitir colarnos por esa palabra y que no sea igual a todos,  ir  a lo que es el sujeto, lo que le evoque a si mismo esa palabra, no la palabra efectivamente proferida con la voluntad de decir. Cuando alguien cuenta, sé cuenta. Cuando alguien dice, no dice objetividades, no dice sin estar en ese dicho, si tenemos alguna posibilidad de captar algo del sujeto, es justamente en eso que está diciendo mas allá de lo que está diciendo, mas allá de la función descriptiva de la palabra.
Lo que nos va a resultar de brújula en la escucha es la enunciación del sujeto,  el uso no de diccionario de las palabras, el modo en el que el sujeto se cuenta  a si mismo dentro de lo que  dice. Revalorizamos la palabra en su función poética. Las “formas de decir” son las que crean las condiciones de posibilidad para la emergencia del psicoanálisis. En un análisis se quiebra la voluntad del decir. Hay algo que no es todo del orden de la palabra descriptiva, aunque le vamos a permitir a los pacientes hablar un poco  descriptivamente, porque si esperamos poetas se van a ir.

El concepto de inconsciente lacaniano:
Se diferencia del inconsciente prefreudiano, al modo de una bolsa que tiene elementos donde el analista va a buscar cuestiones que ya están. Nosotros no vamos a develar nada, no vamos a ir a algo que ya está sino que vamos a algo que se va a crear en el hecho mismo de hablar. Dice Lacan “es esa zona larvaria” y “la posición del analista es menear ahí las cosas”. Esa zona larvaria es el uso metafórico del lenguaje, zona larvaria porque efectivamente no sabemos que hay ahí, hay larvas de real, larvas de algo que todavía no está realizado.
El inconsciente está estructurado como un lenguaje, no es natural,  nuestras categorías, nuestra forma de pensar el psicoanálisis, las categorías diagnósticas, no son naturales. No tenemos el ideal de la ciencia. Las terapias cognitivo comportamentales por ejemplo, tratan como natural algo que no lo es,  los diagnósticos se viven como algo de la naturaleza del ser del paciente, y no como un dato operatorio que usamos para trabajar. No debemos olvidar que las categorías que usamos son artificiales, nos sirven para trabajar, ¡el paciente no es eso!
El inconsciente es ético, no es ontológico, no es un locus, un lugar en el cerebro. El inconsciente no se encuentra proveyendo al sujeto de un manual, no se enseña, no se aprende. Hay algo muy sutil que ocurre o no ocurre en el encuentro con el analista y  es que el analista provea las condiciones para que ese inconsciente pueda emerger, el inconsciente es creado por la intervención del analista, por eso es un inconsciente ético.
 El inconsciente es preontológico porque está en esa zona de ni ser ni no ser, si no de lo no realizado.
El inconsciente no es el inconsciente mensaje, en esto Lacan se diferencia de Freud. No hay voluntad del inconsciente, por ejemplo un sueño  no significa sino la significación que el paciente le va a dar a la asociación libre que tenga sobre ese sueño, ni siquiera el sueño va a significar nada en si, va a significar lo que él pueda decir y armar del sueño que tuvo.
El inconsciente no es profundidad, se va a dar en el plano mas superficial del lenguaje, en el tropiezo, en el detalle.
No estamos en el plano de la continuidad ni de la comprensión, sino en el plano de la mas absoluta discontinuidad. El inconsciente se va a manifestar en un momento y luego va a volver a cerrarse, es un minuto la oportunidad que tenemos de captar algo del inconsciente, y es en ese momento que podemos subrayar, cortar la sesión, etc. 
En esta pulsación instantánea del inconsciente, Lacan va a ubicar el instante de ver, mediante  La asociación libre vamos a buscar que un paciente pueda ponerse en relación a su inconsciente. Asociación libre que de libre no tiene nada, es la asociación mas determinada de todas, por mas que uno quiera hablar libremente, las marcas de goce, se van a expresar cada vez en esas asociaciones libres que hagamos. Estamos completamente determinados, y lo que sucede en el análisis es que esa determinación se va afinando hasta ser una letra del inconsciente.

¿Que de lo que hacemos es psicoanálisis?
Eso lo dirá solamente qué ocurra con el paciente, la respuesta del paciente en la transferencia.  Muchas veces estamos haciendo psicoterapia, siendo orientativos, indicativos, pero no damos  significaciones y eso hace el vacío de la palabra del analista. No debemos caer en la imaginarización de lo que en la primera enseñanza fue el lugar del muerto para el analista.
El inconsciente freudiano muestra que no hay causa, que no hay causa del estilo causa y efecto, lo  que descubre Freud es que hay una causa que no viene a ningún lugar. Hay una causa en la hiancia misma dice Lacan, en el agujero mismo, hay una falla que es causa de algo pero qué causa esa falla no lo sabemos, por eso Freud lo capta en las formaciones del inconsciente, son fallas, los lapsus, los sueños. Porque efectivamente hay algo de esa falla que ocurre. El inconsciente nos muestra que esa hiancia empalma con un real y ese real puede no estar determinado.  Freud encuentra la etiología de la neurosis en ese agujero de la causa. En la causa hay un agujero, lo no realizado.
La tyche es lo que está al fin de estos cuatro capítulos, es como lo real del encuentro, lo que no se deja olvidar. Diferente del automaton que es lo que es siempre igual, lo que mas allá de que sepamos o no sepamos se va a repetir, la tyche si es encuentro accidental que emerge sin velo.
Lacan hace todo un recorrido sobre el sueño ¿padre no ves que ardo?, quiere plantear  que la vida no es toda sueño, no es todo significante, no es todo registro imaginario y simbólico, hay un real que pesa y esto hace que nos despertemos. La neurosis nos permite en este anudamiento particular tener una dosis de sueño y de despertar porque lo real no queda tanto del lado de la realidad como de la pulsión. Es un real singular, el fantasma intenta velar lo real, intenta enmarcarlo.
La brújula que nos orienta es que sabemos que hay causa y es real, que nada de eso es natural, que hay algo de lo mas singular que se va a jugar en ese paciente que tiene que ver con el inconsciente, y que depende de nosotros también que eso se pueda manifestar o no.
No nos plegamos al discurso del amo. Nos orientamos por la enunciación, no por los dichos, nos orientamos en que es un texto, no es la vida, en que somos lectores y tenemos responsabilidades sobre esa lectura. Esto nos va dando un cierto balizamiento del camino, nos va mostrando mas o menos por donde vamos a tener que ir.
La rigurosidad del psicoanálisis no está dada por un estándar, sino por la noción de inconsciente que nos guía y por la orientación a lo real.

                                                                  Fernanda Gaillard.

 

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