Foto de Germán Maass

martes, 27 de julio de 2010

Segunda clase del Seminario Clinico: el síntoma neurótico

El viernes 16 de julio la docente Diana Dukelsky asistió a dar la clase correspondiente al segundo punto del programa del seminario Clínico 2010, cuyo tema es el síntoma neurótico.


Comenzó por hacer referencia al concepto de “plus de gozar”, mencionado por Lacan en el seminario 16 “De un Otro al otro” y elaborado totalmente en el seminario 17 “El reverso del psicoanálisis”. Señaló que este es el último seminario donde se refiere a las estructuras clínicas, y también es el seminario donde aparece la novedad de concebir a la fobia como una placa giratoria, que puede derivar en histeria, obsesión o perversión (no psicosis)


Freud, en Inhibición, Síntoma y Angustia, plantea los dos componentes del síntoma en términos de articulación e investidura. La articulación está referida a la envoltura formal del síntoma, lo que envuelve con sentido sexual produciendo la división del sujeto y un resto de significación como efecto de esa división (adonde debe arribar la dirección de la cura). La investidura remite al componente de goce del síntoma.
Tanto en Freud como en Lacan, el síntoma es trabajado como articulación significante. Pero ambos se encontraron en su indagación con un más allá del significante: para Freud, la pulsión; para Lacan, el goce.


Hay dos conceptos en Freud que ponen en juego el componente pulsional del síntoma: primero en Contribuciones a un simposio sobre la masturbación (1912) se refiere a las neurosis actuales (Neurastenia y Neurosis de Angustia) como aquello que suministra el material excitativo que será revestido por representaciones, al modo del grano de arena de la perla, el núcleo del síntoma neurótico. La docente enfatizó que se trata de una manifestación sexual somática, es decir algo que compromete al cuerpo, El síntoma, por lo tanto es algo que muerde al cuerpo, que compromete al cuerpo.

En Más allá del principio del placer, produce un segundo concepto: Compulsión de repetición, que es retomado por Lacan
¿Cómo opera esto a nivel del síntoma? En Inhibición síntoma y angustia se refiere a los síntomas termitentes e intermitentes en la histeria, y a la anulación del acto en la obsesión, para señalar que ambos están sometidos a la compulsión de repetición.
Se plantea la dificultad con la fobia porque habla de represión y sin embargo no hay represión en el sentido en que él mismo la define allí. La moción hostil hacia el padre se desplaza (no se reprime) a un objeto del mundo exterior. Se sustituye el objeto. Se despliega al camino de evitación. La pulsión no es reprimida sino desplazada. De ahí el concepto de placa giratoria.


A continuación articuló la compulsión de repetición a “lo que no cesa de escribirse”, una declinación de la fórmula “lo que cesa de escribirse”. Es lo que se repite en tanto remite a lo necesario lógicamente, que se opone a lo imposible. Es la definición misma del síntoma. Algo se repite porque lo reprimido en la represión es “no hay relación sexual”. El partenaire sexual no está inscripto en ningún lado, el instinto está perdido. Por ello el partenaire sexual de un sujeto es sintomático. En la neurosis produce sufrimiento. La dirección de la cura apunta a elaborar ese sufrimiento.


JA Miller, en “El hueso de un análisis” plantea una metáfora: en el camino del sujeto hay una piedra que se plantea como un obstáculo y ese sería el hueso del análisis. Lo interesante es que es el camino mismo el que crea la piedra, el camino del análisis. Es porque hay repetición que se registra un obstáculo. Hay camino y piedra porque hay ser hablante. La dirección de la cura sería despejar la piedra que consiste en desentrañar lo más singular de un sujeto que es su rasgo de goce.
El curso de una cura supone en ese sentido una operación que Miller llama reducción: reducción significante y reducción a lo real.
Hay tres formas de reducción:
1- La reducción del material a una formulación al estilo del chiste “sufro por esto”, que implica una condensación del sentido.


2- Convergencia de las cadenas asociativas en un enunciado esencial, algo que nunca se olvidó. Significante amo de la vida de un sujeto no necesariamente reprimido, puede estar perdido. Es función del analista encontrar ese significante.
Ambas formas ponen en juego el significante, son formas simbólicas elementales.


3- Evitación (evitación del dolor/ displacer/ sufrimiento). Ya implica un pasaje de lo simbólico a lo real. ¿Cuál es el punto de goce que el sujeto neurótico intenta evitar mediante la represión, anulación, aislamiento?


Cada una de estas fases de la reducción arriba a puntos que se inscribieron por una absoluta contingencia. El trauma es producto de la contingencia de un encuentro que hace a la singularidad del goce del sujeto.
El concepto de evitación aparece en el Proyecto de Psicologia para neurólogos, en el marco de las formulaciones sobre la experiencia de dolor.


En el seminario 16, Lacan intenta ubicar las coordenadas para la eclosión de una neurosis. Se produce por la intrusión positiva de un goce autoerótico, aquello que era vivido como lo normal (ego sintónico), de repente se presenta como intrusión de algo que es fuente de un sufrimiento. Hay una positivización del sujeto como dependencia del Otro. En el curso “Iluminaciones profanas” Miller distingue el término “dependencia” de “dependiente”. Se trata de la posición del sujeto como dependencia del deseo del Otro (dependencia como parte). Se manifiesta su condición de objeto de deseo del Otro.


Estructuras Clínicas


Hay diferencia entre Lacan y Freud con respecto a la Fobia.
En “Inhibición, Síntoma y Angustia, en el capítulo 4, Freud se refiere al caso Juanito y plantea la fobia como solución al amor-odio al padre. Se reprime la moción hostil y se sustituye al padre por el caballo. Eso produce alivio. No hay represión pero hay formación sustitutiva. El asunto es que donde hay un síntoma no hay angustia, y tenemos que en la fobia hay angustia. Se trata –dirá Freud- de angustia-señal, la que llama a la represión.


En las otras neurosis es la angustia de castración la que es motor de la represión, de allí que en la histeria y la obsesiona hay síntomas reales mientras que en la fobia prevalece la angustia.


Lacan, en el seminario 16 (clase 19) plantea que la fobia no es una entidad clínica, vira hacia histeria, neurosis obsesiva o perversión, es la placa giratoria. En la medida en que el miedo es más tranquilizador que la angustia, cualquier cosa puede constituirse en objeto de una fobia. Lacan tira la pregunta: ¿qué hay más tigre de papel que una fobia? Es cuando no se constituyó el falo en la relación con la madre.Es una falla en la constitución del menos fi. Juanito al ser desalojado de la posición “salame” de la madre presenta una angustia intolerable y una moción hostil hacia el padre. (La docente señala sin desarrollarlo que en la Conferencia en Ginebra sobre el síntoma hay un tratamiento diferente de la cuestión)
Aquí la vuelta que Lacan da respecto de Freud es que el goce, que es ignorado por el sujeto, siempre se presenta como exterior.
No hay nada para trabajar en la Fobia más que la escucha, hacer lugar al despliegue simbólico. Si no hay represión, no hay interpretación significante a hacer ahí.


En el mismo seminario, Lacan plantea que en la neurosis, las dificultades con el paternaire sexual se presentan como insuficiencia o impotencia, dos respuestas neuróticas que constituyen la histeria y la obsesión.
Desarrolla la posición femenina y su derivación en la histeria: ser la mujer. La histérica no se toma como mujer, promueve la castración a nivel del padre simbólico (vaciado de goce, muerto, idealizado) para ser su goce. Ante la idealización de este goce rechaza cualquier otro por insuficiente, es la insatisfacción histérica. En el seminario 17, Lacan plantea al amo castrado como partenaire de la histérica. El padre se presenta como idealizado e impotente. Ella se formula como su goce. Hay a la vez un rechazo del cuerpo femenino.
Respecto de la posición masculina, su derivación en neurosis obsesiva es planteada en términos de la identificación con el padre simbólico: ser el amo como prototipo de la masculinidad. La neurosis obsesiva rechaza tomarse por un amo. Hace tratos con el amo con quien está en deuda. En la deuda se localiza su goce.


La clase culminó con comentarios de su propia clínica que esclarecieron muchos de los temas expuestos. También se debatió acerca de la clínica contemporánea y la proliferación de consultas por manifestaciones ligadas al cuerpo y con predominio de angustia (clasificadas como panik attak o trastornos de ansiedad). Diana aportó un dato conceptual interesante para seguir investigando: una suerte de “erotización del mundo” en muchos de esos casos.


Claudia Passalacqua

domingo, 4 de julio de 2010

2º clase Seminario Clinico 2010

La dignidad del síntoma
-entre el sufrimiento y la satisfaccion-

2º modulo del programa: EL SINTOMA NEUROTICO

Docente: DIANA DUKELSKY

VIERNES 16 DE JULIO, 13 HS.

ANEXO CASA DE LA CULTURA
OFICINA 7 EDIFICIO BOMBEROS
(Tucuman e Ituzaingo, Pilar)

Amo el dolor

Hace unas semanas atrás los medios masivos de comunicación, sobre todo los televisivos se ocuparon reiteradamente de difundir las imágenes de una producción fotográfica que tenía como protagonista a Victoria Vanucci. Dicha producción era el corolario de un episodio vivido por la modelo unos días antes con su marido a quien había acusado de haberla maltratado y golpeado a través de esos mismos medios a los que una vez desatado el escándalo pedía que respetaran su intimidad…

Desde los noticieros hasta los programas del corazón mostraban una y otra vez las fotografías a la par que se llevaban adelante acalorados debates en los que no sólo emitían su opinión los conductores sino que también sumaban la de profesionales e integrantes de distintas asociaciones de ayuda a las mujeres víctimas de violencia.
En las citadas fotos podía verse a Vanucci en pose sensual, la ropa rasgada y emulando manchas de sangre sobre sí; en otras blandiendo un corazón de púas o unos carteles con la misma forma con el siguiente mensaje: Love Pain .
Cabe subrayar que las fotos no parecían expresar dolor o tristeza (sentimientos que supuestamente debería experimentar alguien que hubiera atravesado una situación de maltrato), tenía en cambio su lugar la rabia, la sed de venganza y hasta asomaba la sonrisa.
Mas allá de lo paradojal del accionar de la modelo quien al modo de la histeria descripta por Freud se desviste con una mano y se tapa con la otra; me interesa reflexionar sobre las posibles causas que detonaron la reacción de los medios para llegar a constituirse en cuasi comités de ética.
El argumento que sustentaba la crítica giraba en torno a lo que la mayoría llamaba la banalización de la problemática teniendo en cuenta la situación de víctimas de las mujeres que la atraviesan y el sufrimiento que eso conlleva.
En una televisión donde lo banal tiene un lugar asegurado y hasta valorizado me pregunto: lo que escandaliza ¿será solamente efecto de la mentada banalización o habrá alguna otra causa que moviliza?
Tengo dos hipótesis al respecto: la primera ligada al uso del lenguaje en cada época y la manera en que esto opera en la construcción de la subjetividad; la segunda en relación al mas allá que el goce femenino involucra.

Primera hipótesis: La victimización de la venganza (1)
En sus orígenes la palabra víctima estaba asociada al discurso religioso y se usaba para referirse al animal ofrecido en sacrificio a los dioses.
Desde hace un tiempo que coincide con el nacimiento de la ciencia como tal, dicho significante se ha impuesto para designar a aquella persona que ha sufrido los efectos de un accidente natural, automovilístico o algún episodio violento. Me interesa subrayar la importancia que ha tenido la apropiación de esta categoría por el discurso científico en la medida en que los llamados protocolos de intervención así como los programas que se implementan en el ámbito de la salud o la educación operan a través de ella produciendo efectos en la subjetividad y en el modo de concebir la realidad.
En nuestro país la ley de violencia de género remite a uno sólo: el femenino. En este marco se entiende que la violencia de género es toda violencia ya sea ideológica, física o verbal ejercida contra la mujer.
Celio García en el trabajo mencionado propone una hipótesis respecto del cambio que se opera a nivel semántico en un determinado contexto político discursivo.
Mientras que en la época de la sociedad feudal y aristocrática regía el código de honor, la venganza tenía su lugar como modo de reparar una afrenta (basta remitirse a las reglas de un duelo). Con la edad moderna, en cambio es el propio Estado quien se atribuye el uso exclusivo de la fuerza. Así el discurso de la víctima viene a sustituir el de la venganza. En la medida en que la exigencia democrática impide hablar de venganza contra quien ofendió, el discurso de la víctima se ofrece como un elemento objetivo plausible de ser evaluado.
Cabe recordar que Freud afirmaba que las mujeres que no se separaban de sus maridos era porque no habían terminado de vengarse.
En este sentido considero que lo que no se soporta es que una mujer no se preste a alinearse con la posición de la víctima barrando así la serie de Las Mujeres maltratadas.

Segunda hipótesis: El más allá del goce femenino (2) 
La historia de las mujeres está marcada por un supuesto déficit, un menos que se modaliza de diversas formas: fragilidad, incapacidad, inestabilidad, locura, etc. Si bien es cierto que esta historia ha sido escrita generalmente por hombres, no es menos cierto que las propias mujeres se han encargado y aún lo hacen de mantener viva la leyenda. Reparemos sino en los discursos de nuestra presidenta quien no descansa en señalar lo difícil que es para las mujeres acceder a determinados lugares de poder o de qué modo los hombres cuentan con ciertos privilegios en detrimento del género (que como ya hemos visto es femenino).
El psicoanálisis ha contribuido en cierta medida a implantar esta concepción. Recordemos que para Freud las posiciones sexuadas giraban en torno a un tener o no tener y en ese sentido la feminidad para él está determinada por una falta. Ante el reconocimiento de la diferencia sexual la niña renuncia al deseo de pene pero lo sustituye por el deseo de hijo. Sin embargo Freud advierte que si este proceso llegara a fracasar la niña podría quedar identificada al padre retornando al complejo de masculinidad.
Es decir que si bien para Freud la salida femenina del Edipo se realiza por vía de la maternidad, queda algo, un resto no resuelto y esta advertencia de un posible fracaso da cuenta de ello.
Lacan va a agregar a esta lógica del tener el ser, a su vez que contrariamente a Freud, considera el goce femenino regido por un mas allá del falo. Este más allá de la lógica edípica ubica a la mujer por fuera del reconocimiento social, es decir por fuera de las identificaciones de lo femenino a su vez que revela lo real del goce particular.
Esta división estructural del goce femenino no sólo funciona como una incógnita para las propias mujeres sino también para los hombres en la medida en que presentifica la castración.
Así la pregunta que Freud no pudo responder ¿Qué quiere una mujer? Aún sigue vigente.


Karina Perez

Notas:
(1) Este título está orientado por las conceptualizaciones de Celio Garcia en el trabajo La víctima, su vez, su voz; publicado en Virtualia, revista digital de la EOL, Nº 11/12. Año 2004.

(2) Chamorro,Jorge. Las mujeres. 1ª ed. Bs. As. Grama Ediciones, 2009