Foto de Germán Maass

sábado, 8 de junio de 2013

¿Qué es el psicoanálisis? Dialogo con un juez imparcial


El pasado 19 de abril comenzamos a trabajar en el taller de introducción al psicoanálisis. Continuamos con el entusiasmo compartido en las Jornadas de inauguración de este año tan especial ya que el IOM cumple diez años de trabajo compartido. Hubo rencuentros y encuentros nuevos. Volvimos a encontrarnos con quiénes participaron el año pasado del seminario, del taller y de las pasantías. También nos encontramos con nuevas alumnas que se incorporan este año a nuestro trabajo compartido. Conversamos sobre las experiencias de pasantía y la modalidad de trabajo que llevaremos adelante este año. Los textos del taller serán aquellos que se anudan a lo citado por Lacan en las clases del Seminario 11.

 Luego abordamos el texto ¿Pueden los legos ejercer el análisis? El texto fue puntualizado a la vez que entrecruzamos los conceptos teóricos con pequeños ejemplos y viñetas de nuestra práctica clínica.

Este texto recorre algunos conceptos fundamentales del psicoanálisis Strachey dice que aquí Freud hizo, quizás, su más feliz descripción de la práctica y la teoría psicoanalítica. La forma de recorrer los conceptos es ubicarlos en un diálogo imaginario entre Freud y un interlocutor que él llama juez imparcial.  Freud escribe además el texto para dar cuenta de quién puede ejercer el psicoanálisis. Cabría comenzar con la pregunta de ¿Qué es el psicoanálisis? Freud lo describe como un procedimiento destinado a curar o mejorar enfermedades nerviosas.

Freud busca en este diálogo determinar las particularidades de un tratamiento analítico. Comienza por enumerar los distintos motivos que los pacientes consultan. Demandas, algunas, que seguimos hoy viendo reflejadas en nuestra clínica. También destaca la importancia de indagar el punto de ruptura que lleva a los pacientes a consultar, momento en que el síntoma se torna insoportable.

El juez imparcial pregunta a Freud qué hace el analista frente aquello que el médico no pudo remediar, es la pregunta por la particularidad del dispositivo analítico.

Freud allí contesta que se trata de una conversación donde el analista hace venir al paciente a una hora en particular lo hace hablar, lo escucha, luego habla él y se hace escuchar.  El juez cuestiona entonces que sólo se trate de palabras, que entonces no se trataría más que de un ensalmo. Freud responde que no se trata de un ensalmo ni de nada maravilloso que lo tiempos analíticos llevan meses e incluso años y rescata la palabra como un poderoso instrumento. Al paciente se le transmite la regla fundamental, hablar sin reparos a pesar de sí mismo. Al hablar es como si su si-mismo no fuera la unidad por lo que siempre lo tuvo. Como si en su interior hubiera algo otro que pudiera contraponerse a sí mismo. Lo que luego Lacan formalizará como la división subjetiva, lo que pudimos observar en la película en las jornadas, lo que los analizantes llamaban “la otra escena” “el otro lado del espejo”.

Entonces el interlocutor compara el análisis con la confesión, Freud aclara en la confesión el pecador dice lo que sabe, en el análisis el neurótico debe decir más.

En el capítulo dos Freud  va a adentrarse en cuestiones teóricas para responder a la pregunta de cuales son los propósitos analíticos y que hace con cada paciente. Anuncia que la teoría psicoanalítica es el resultado de un proceso de desarrollo que se dio poco a poco y que se modificó de continuo en contacto con la clínica.

Para transmitir la teoría psicoanalítica comienza por explicar la estructura del aparato anímico, dice que es un instrumento edificado por varias partes llamadas Instancias, cada una de las cuáles cumple una función, en ese punto hace referencia al Yo y el Ello. El psicoanálisis a partir de la formulación del Ello por primera vez plantes que no todo es ser consciente.

Freud plantea luego como exigencia para ejercer como analista someterse al análisis.

Dice que es necesario contar la teoría para transmitir de que premisas parte el análisis frente a cada enfermo. Se trata de una práctica de lo singular del caso por caso, del uno por uno.

El tercer capítulo comienza con la pregunta del juez por la génesis de la enfermedad nerviosa desde el punto de vista analítico. Freud propone tomar el Yo y el Ello desde el punto de vista dinámico, para esto desarrolla la teoría de las pulsiones.

Freud plantea que el Yo influye sobre el Ello. El juez cuestiona esta postulación freudiana, Freud dice que esto funciona cuando el Yo posee íntegra organización y capacidad de rendimiento, si esto no funciona aparece la perturbación neurótica. Luego Freud describe el proceso de la represión a partir de que el Yo trata la exigencia pulsional como si fuera un peligro exterior dándole un estatuto traumático. Sin embargo no se confunde el adentro y el afuera impunemente y finalmente a partir de ahí describe la formación de síntoma.

Una de las últimas preguntas del capitulo es cual es el propósito del análisis Freud dice queremos restablecer al yo, librarlo de sus limitaciones devolverle su imperio sobre el ello, que perdió a consecuencia de sus tempranas represiones. Sólo con este fin hacemos el análisis, toda nuestra técnica está dirigida a esta meta. Se trata de tramitar los conflictos de una mejor manera que mediante la huida y dice: el camino hacia las situaciones de conflicto, las más de las veces olvidadas, que queremos reanimar en el recuerdo del enfermo nos es indicado por los síntomas, sueños y ocurrencias.

Cerramos la clase con este capítulo.

Andrea Dolera nos acompañó en este primer encuentro que hemos transitado con mucho entusiasmo.

Victoria Mora