Foto de Germán Maass

miércoles, 1 de septiembre de 2010

MATRIMONIO HOMOSEXUAL: INVENCION O TRADICION

El tema del matrimonio homosexual y su debate puede servirnos de “analizador” de la cuestión de la familia y el matrimonio en nuestra civilización ya que produciendo ruptura “puso a hablar” a cada uno colocando sobre la mesa otros tantos temas que van de lo no legislado aún a lo ilegislable.


La legalización de las uniones del mismo sexo puede ser escuchada como el llevar al extremo la afirmación de la no naturalidad absoluta de la relación entre los sexos como así también y correlativamente el despegue de la función reproductiva sexuada de la función familiar. Para el psicoanálisis el tema tiene múltiples puntos de interés entre ellos destaco un cierto paralelo que indica E. Laurent en “La extensión del síntoma hoy”: entre los modos de hacer pareja y el devenir de los síntomas contemporáneos, ambos van a la par ya que al variar el modo de constituirse el lugar del padre varía también el modo en el que se constituyen los sujetos.


Podemos plantear algunos interrogantes:


En este caso como sucedió por ejemplo con el divorcio, le ley en tanto ordenadora, ¿viene sólo a poner un marco jurídico a situaciones ya existentes o es además generadora de nuevas situaciones vinculares?


¿Cómo entender el pedido de reconocimiento legal de las uniones del mismo sexo en relación a lo que llamamos la época del Otro que no existe? ¿Debemos escucharlo como un llamado al padre en tanto función ordenadora?


Al escuchar los debates, uno de los mayores puntos de discusión giró en torno a los niños, su adopción, su procreación. Hemos visto marchas a favor y en contra de la ley en las que se “utilizó” a los niños para argumentar una y otra posición. En nombre de los derechos de los niños daba la impresión de su utilización como objetos tironeados de todas partes. ¿Qué nos muestra lo que vimos del lugar de los niños en nuestra civilización? ¿Cómo pensar su función “residual”?


Si para el psicoanálisis hombre y mujer son posiciones absolutamente independientes del sexo biológico y lo que denominamos materno y paterno alude a las funciones que por una operación lógica producen una subjetividad, es decir de modo también independiente de las personas de carne y hueso que soporten dichas funciones a condición de un deseo que no sea anónimo; en lo relativo al armado de estas “nuevas formas familiares” y sus consecuencias ¿podremos decir algo que vaya más allá del caso por caso?

 
En el pedido de igualación de derechos para las uniones del mismo sexo, debemos poner el acento en la igualación o en el reconocimiento y normalización de la diferencia?


Partiremos del hecho que la voluntad de “hacer familia” de la unión homosexual describe un fenómeno nuevo en lo social. Cómo se produjo el viraje por el cual la comunidad homosexual o parte de ella llega a la demanda de igualar derechos en lo que hace a la unión matrimonial?


Para ubicar este pedido de igualación de derechos tal vez nos sea de utilidad un pequeño recorrido histórico de los movimientos homosexuales de los últimos años.


Eric Laurent nos recuerda en su texto:”La elección homosexual: Nuevas normas de la Homosexualidad” que encontramos en el período inmediatamente posterior a la segunda guerra mundial una nueva aceptación de la homosexualidad siendo sus representantes en la cultura francesa, autores como Gide, Proust y Genet. En esos años se produjo un desplazamiento que fue desde la inserción en la cultura, al terreno político. Así es como a fin de los años sesenta surgirá un nuevo modo de afirmación del síntoma social – Homosexualidad: el gay. Este reemplaza tanto al homosexual del período situado entre las dos guerras como a la generación inmediata a la pos-guerra. Nos señala J A. Miller que el término gay en tanto creación, burló un circuito vasculante que iba del perverso al homosexual.


El gay se afirma en la diferencia para reivindicarla, de manera activa y militante. podemos ubicar que es central el antagonismo entre los valores familiares clásicos y el desarrollo del modo de vida homosexual que sostiene aún hoy día esta generación. Hemos escuchado tal vez con no tanta prensa en los días previos a la sanción de la ley a algunos miembros de nuestra sociedad que no se oponían a la ley, pero que para ellos estaba muy lejos de tener un interés de uso.


A mediados de los 80 podemos situar el surgimiento del llamado movimiento queer, se oponen a toda noción de identidad unitaria argumentando que la misma en lo que hace a lo sexual es una construcción arbitraria determinada desde complejos circuitos de poder, el sexo es un producto del dispositivo discursivo del género.


Fue la epidemia del S.I.D.A lo que produjo el pasaje de un movimiento al otro por la necesaria participación de los homosexuales en la cosa pública afirmando así por primera vez su carácter de ciudadanos. El movimiento queer luchará por atenuar o abolir las diferencias para demandar una legitimidad igualada al derecho heterosexual. De la mano de este proceso va el avance científico por ejemplo en lo relativo a la reproducción asistida, que acompaña todo pedido posible de igualación. Somos Familia!! Fue la consigna de la marcha más importante que apoyó la ley en nuestro país, pedido de reconocimiento al Otro social de lo que parece ser ya un hecho.


Se verifica en dicha reivindicación una firme voluntad de fundirse en la norma siendo a su vez esta una manera de oponerse al concepto de normalización. Por paradójico que pueda parecer fundirse con la norma puede adoptar en determinado momento socio político la forma de la igualación como modo de romper la idea misma de normalidad.


Resulta interesante también seguir a lo largo de la historia pasada y presente autores que han de una u otra manera expresado una posición contraria a ésta “voluntad de igualar”. Así podemos trazar una línea que une a personajes como Proust, Foucault y Bersani.


Poder seguir el devenir de éstos procesos sociales en su variedad y movimiento nos parece que enriquece la conversación y el debate público en el que participamos. Como psicoanalistas de orientación lacaniana nos toca estar a la altura de la época ya que lo que ocurre en nuestros consultorios no es sin el Otro social contemporáneo del sujeto que nos interesa.


Graciela Schnitzer
Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis
Miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana



No hay comentarios:

Publicar un comentario