domingo, 14 de febrero de 2016
Dos contribuciones
Claudia Passalacqua, integrante de APPIL y de la Delegación Pilar del IOM2, contribuye con dos textos, mientras nos preparamos para comenzar este año 2016 con nuevas propuestas de trabajo psicoanalítico .El primero, fruto de un Seminario realizado por ella en el marco del ICDEBA, articula un tema surgido durante la lectura del Seminario La angustia en la Delegación en el 2015. El segundo, una puntuación que permite introducir la pregunta que orientará la investigación del Módulo Casos graves de la infancia durante el año que vendrá. A disfrutarlos.
Impostura y Mascarada
Lacan da cuenta de dos
afirmaciones: que el Don Juan es un fantasma femenino, y que el masoquismo
femenino es un fantasma masculino.
Lacan refiere que los hombres
se mostrarán más partidarios del deseo y las mujeres del goce. Se sirve del
goce místico para hablar del goce femenino, tomando como referencia las
experiencias místicas de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
La tragicomedia de los sexos
se desarrolla en el plano del tener y del ser en relación al falo. Los hombres,
preocupados por su tener y por no perder; las mujeres frente al no tener,
tienen la opción de ser en lugar de no tener, transformar ese no tener en un
bien que los hombres querrían poseer, hacerse ser el falo. Es la conocida
facilización del cuerpo de la mujer: la solución de la mascarada. La mujer
rechaza en la mascarada los aspectos de la femineidad.
En el Seminario 10, se
encuentra cierto reverso de la sexualidad femenina a partir del goce. Hay un
goce envuelto en su contigüidad. Un goce no contable, no medible.
Mientras que el falo como
significante tiene que ver con serlo o tenerlo, acentuando la vía del deseo, al
tomarlo en relación al órgano hace que su valor en lo imaginario tenga que ver
con la potencia: la tumescencia y la detumescencia.
Las complicaciones entre el
amor y el deseo es del lado de la posición femenina.
El lugar de la angustia para
la mujer es si el hombre va a sostener el deseo. ¿Qué quiere más allá del acto
sexual?
El masoquismo femenino,
es un fantasma masculino, es por procuración que el hombre hace que el goce
sostenga su angustia. Existe la mujer que puede gozar de todo sin parar. Ella
goza de ser objeto del hombre permanentemente. Tiene que ver con lo
inconmensurable del goce femenino. Responde a lo que Lacan demuestra en su
Seminario 10 cuando afirma que el goce de la mujer es mayor que el del hombre,
aunque depende de la limitación que le impone al hombre su relación con el
deseo.
A diferencia, el fantasma
del Don Juan, que es una fantasía femenina, es la imagen de un hombre al
que no le falta nada. Es la negación del menos fi. Siempre tiene algo de
impostor, es hacer cierto simulacro de aquello que le produce angustia. Es
decir, en dicho fantasma, el Don Juan acepta la impostura y puede ponerse en el
lugar del Otro, el objeto como absoluto. Simplemente responde al anhelo en su
función fantasmática: que haya un hombre que lo tenga siempre y que no pueda
perderlo, ni perderse con ninguna, ninguna mujer puede arrebatárselo. Ellas
entran dentro de la cuenta solo si son nombradas. Casanova, en cambio, el cuál
fue representado en varias obras literarias y cinematográficas “sabía escuchar
a las mujeres con atención y simpatía y tenía que estar convencido de que al
menos en ese instante, él amaba a esa mujer y que su amor era correspondido”.
Ellas participaban y quizás hasta consentían al engaño por el cual él podía
amarlas en ese instante.
CLINICA DIFERENCIAL ENTRE
NEUROSIS - PSICOSIS
Lacan plantea que hay una
historia estructural que determina que un sujeto sea neurótico o psicótico. Lo
que se ve en el desencadenamiento son los fenómenos de la estructura.
En el seminario 3 refiere “puede
que al comienzo el banquito no tenga suficientes pies”. Hay un defecto que
existe desde siempre. Se sostiene por alguna estabilización, suplencia
precaria.
La estructura de Psicosis es
contraria a una suposición de saber. El significante retorna de lo real y da
una certeza de saber. Cuando el sujeto tiene que tomar la palabra, si la
estructura es psicótica, puede surgir el desencadenamiento. El tener que tomar
la palabra puede acercar al vacío forclusivo.
La alucinación es un
significante en lo real, articulada a un objeto (mirada, voz). La clínica
diferencial nos va a dar el movimiento del objeto mirada - voz.
Lacan, plantea que el cuerpo
fragmentado se puede ubicar tanto en la esquizofrenia como en la histeria.
Toma el caso Dora de Freud, y
dice “el enigma de Dora es qué es ser una mujer?” No aparecen fenómenos
elementales ni hay trastornos del lenguaje.
En la neurosis obsesiva, la
pregunta es ¿estoy vivo o muerto?
Para Lacan, la estructura de
la Neurosis es una pregunta, un enigma; mientras que la estructura de la
Psicosis es una respuesta, una certeza.
La pregunta neurótica es un
enigma de goce.
En la psicosis, no hay
diferencia entre significantes, no hay diferencia entre simbólico y real. No se
adhiere a ningún mito, siendo que para que lo haya tiene que haber Nombre del
Padre.
En la neurosis obsesiva, el
tratamiento de lo real es con el fantasma; en la psicosis, es un tratamiento de
lo real con el delirio.
En la última enseñanza de
Lacan, el Nombre del Padre se pluraliza, se pasa del Nombre del Padre a los
Nombres del Padre. Es un modo más de suplencia.
En el seminario RSI, plantea
que el Nombre del Padre es un anudador de los tres registros (imaginario, simbólico,
real), es como un cuarto nudo.
Lacan diferencia la lengua del
lenguaje. La lengua es un grupo de significantes unarios que son idénticos. Son
S1 que charlan solo en lo real. Es un real anterior al lenguaje.
El lenguaje es una
metaforización de la lengua, es un significante que representa a un sujeto para
otro significante (Neurosis).
En la Psicosis, prevalece la
lengua, que articula cosas que va más allá del saber enunciado. Tiene una función
primitiva con el goce.
El S1 de la lengua, queda
indeciso entre el fonema, la lengua y la holofrase. Todos los significantes son
homofónicos. En la Psicosis, queda como equívoco.
La interpretación es solidaria
con la función de la lengua. No hay que interpretar por el equívoco homofónico.
La lengua es goce puro y el inconsciente lo que hace es decodificar ese goce.
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